
”Y sigue nuestro paseo a lo largo de los honrados locales de un aún más honrado barrio. ¿Qué se puede ver desde fuera? ¿Qué es lo que los cerebros de todos los hombres que pisan estos lugares asimilan? Poca ostia, diría yo sin pudor alguno. Ven sexo fácil. Y punto. Aquí a nadie le importa que algún hijo de puta de turno tenga que dormir en la calle, a nadie le impide el sueño todas esas prostitutas sin pasaporte y con un futuro ya harto perdido, nadie se escandaliza si aparece un fiambre en un callejón sucio con las venas petadas de mierda barata ni tampoco se extraña nadie que haya padres que peguen a sus hijos. Nadie se preocupa, ni nosotros, ni ellos. ¿Pero qué es lo que tenemos en común? ¿Qué es lo que todos buscamos y nadie podrá negármelo? Algo tan simple como el dinero. Ellos quieren, nosotros queremos. Matamos por trozos de papel. ¿Penoso? Por supuesto que es penoso. Y me importa cuatro cojones.”