
“Hoy, niños, os daré una sencilla clase sobre la repercusión tan poco enrevesada que conlleva que yo posea una bandejita de plata para ponerme fino a base de mierda que me refresca la nariz. Sabido es que detalles como este hacen que te tachen de presuntuoso, chulito, prepotente o demás adjetivos igual de agradables. Nadie, al parecer, observa dicho detalle como la más grande de las ironías de mi vida. ¿Qué simboliza mi pequeña pijada de plata? Respuesta fácil, niños. La simple acción de utilizarla y además unida a un perfectamente enroscado billete de quinientos es una estupenda y divertida metáfora que representa el dinero (que hoy me he levantado poético, vaya). No es esta vida la que consume mi cerebro, la que abotarga mi mente. No es este tipo de vida lo que me está matando. El dinero. La sociedad. Esos dos entes serán mi perdición y mis más despiadados verdugos en este mundo de locos. Y mientras continua la cuenta atrás, el artista de los bajos fondos se pierde en cavilaciones sobre la pasada gloria de su propia sombra.”