There he goes. One of God's own prototypes. A high-powered mutant of some kind never even considered for mass production. Too weird to live, and too rare to die.

lunes, 31 de mayo de 2010

The Outsider


“Un extraño sueño asoló una vez mis noches en vela. Era yo solamente un hombre, perdido en la inmensidad del mar, en busca de una isla que no dejaba de acuciarme en sueños. Aquella, la que se ve de lejos, decía yo en tono grave, con una luz encendiéndose en mis ojos tras nombrarte a ti, al oro de tus playas. Incluso acontecía, que enemigos feroces a punto de lanzarse y destrozar mis huesos, refrenaban sus instintos al oír tu nombre, clamando y balbuceando sobre leyendas que contaban que llegaría un forastero, errabundo y oscuro que encontraría el rumbo a esas playas lejanas.
Quizás todos llevamos una isla en el alma, un medallón pulido con señales de un sueño que, roto y carcomido por la sal de los años, conserva los latidos de pasados anhelos. Y yo, un solitario marinero que entregó su vida, su palabra y su calma para ir en busca de su isla, que erró por los mares arrastrando naufragios, que asoló ciudades por venganzas ajenas y mintió hasta hacerse célebre en el engaño, desdeñando amores que le negaban su reposo. Llegué a tocar sus orillas, en mi sueño, y recuerdo que la calidez de la arena me reconfortaba y curaba las heridas de un corazón desvencijado por la salitre. Pero vientos contrarios me alejaron de nuevo de su vela. Y estaba viejo, cansado, temeroso. Y seguía viéndola a lo lejos.”

lunes, 17 de mayo de 2010

Mum, there's a monster under my bed!


Feliz de la vida, mientras pienso en la sutil y lozana vida de un guisante.

miércoles, 5 de mayo de 2010

God is in the radio


“Buenas noches a todos, cabrones hijos de puta. Hoy me vais a acompañar durante mi ruta nocturna por el Bronx (y no os queda otra que apechugar y aguantar mis malos humos). Aquí me veis, recorriendo las calles en busca de los miserables de siempre. ¿Por qué nos gusta rodearnos de desgraciados? Nos sube el ánimo y la autoestima. ¿Qué por qué? Siempre habrá alguien más desgraciado que uno mismo, y eso nos gusta. Nos jactamos de las desgracias ajenas, somos incapaces de alegrarnos por los demás, porque somos así de podidamente egoístas. Nos motiva pisar la felicidad de los demás, y esosolo remarca nuestra incapacidad de ser felices. ¿Qué hacemos entonces? Juntarnos en alguna mugrienta acera y olvidar nuestros problemas a base de drogas. Siempre me divierte cómo pintan los medios dichas substancias. No hay fumadores ni bebedores que sean considerados parias sociales. Nosotros sí. ¿Por qué? Es legal y no hay vuelta de tuerca. El drogarnos nos hace delincuentes, al parecer, y tenemos a todo un maravilloso sistema en nuestra busca y captura. ¿Ayudas? ¡Para qué! No, mejor encerrémosles entre barrotes como a bestias y que se maten entre ellos, pongamos a unos cuantos gorilas vigilándoles y que les den un par de palizas cuando se aburran. Me pregunto yo con asiduidad si somos nosotros las bestias, cuando lo único que hacemos es pagar al sistema con su misma moneda. Quieren encerrar a personas por el simple hecho de autodestruirse (dulcemente, he de añadir), pero en realidad eso es exactamente lo que quieren. Pretenden mantener nuestro pasotismo, desean que enterremos la cabeza en una palangana llena de whiskie, que nos quedemos medio lerdos por unas rayas de más. No quieren que pensemos. ¿Y sabéis por qué? Porque si lo hiciésemos aunque fuese un poco, todos acabaríamos por sublevarnos, nos levantaríamos en unión contra este sistema de mierda y haríamos enloquecer a la nación. Pero claro... Si no pensamos, no hay revolución. Y por eso estoy aquí, como siempre, en el barrio de siempre en busca de la esquina de siempre para tratar de olvidar el asco que me produce todo esto.”

A song for the deaf


“Oh, la vida. Hermoso regalo, lo llaman. Puede que también don de Dios. ¿Qué diría yo, como simple individuo? Diría unas cuantas cosas. Para empezar que Dios no tuvo muy buen gusto con las vidas de tres cuartas partes del mundo. Más de medio planeta lleno de basura y lo llaman hermoso. Sí. Hermosísimo. No somos nadie y nadie es uno mismo. Todos son fabricados por el mismo molde y ni siquiera se dan cuenta. Vayan a la universidad, cómprense ese coche, cásense, usen tal champú y tal perfume, ganen dinero y gástenlo en nimiedades que no necesiten, pero sobretodo, alimenten al sistema de la opresión. Quien les controla, les dice quienes son, cómo vestir y las decisiones a tomar. Tan solo ovejas dentro de un enorme cerco espinoso. Y la pregunta del millón... ¿Hay alguien ahí afuera? Oh, definitivamente.

Y somos llamados locos.”