
”Lo sucio nos llama a gritos. Amamos abrazar a la inmundicia y nos enloquece que la locura nos ame a nosotros, a su vez, mientras es dueña de nuestro cuerpo. Nos hierve la sangre en nombre de la lascivia, quemamos pieles ajenas en un torrente de caricias en honor a la lujuria. Nos revolcamos entre el fango de los pecados capitales y eso nos encanta como a nadie. El vicio nos desvive y nos encierra en una espiral de obscenidad llena de deseos salvajes y de fantasías maquiavélicas y ardientes. ¿Quién es quien dirige mi mano y da forma a estos gritos que retumban en las paredes? Siempre amé a la locura y ella a mí, pero temo que esta vez haya sido desatada por alguien con más intensidad de lo habitual. Y yo espero ansioso a que el placer me siga golpeando hasta dejarme maltrecho. Soy el fiero amante del caos en espera de su propia destrucción.”
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